El murciano Nicolás Almagro, número 13 del mundo, revalidó su título en el Abierto de la Costa Azul, un master 250, ganando fácilmente al estadounidense Brian Baker, por 6-3, 6-2.
Dos cosas a destacar: el buen juego de Almagro durante todo el torneo, su control mental y su tesón, que deberían servirle de excelente preparación para el Roland Garrós que empieza mañana.
Pero lo que más me ha llamado la atención es que Baker haya llegado a la final, ganando a jugadores de la talla de Nicolai Davidenko, por ejemplo. Siempre es agradable como aficionado ver que alguien rompe los esquemas de vez en cuando. Ojalá mantenga su nivel. Este jugador empezó la semana en el puesto 216 del ránking y, al llegar a la final de Niza, sube nada menos que 75 escalones, para ubicarse en el 141, su mejor puesto desde que comenzara como profesional en el 2003. Como dirían en su país: Way to Go, Brian! Aunque está ya crecidito (27 años) y carece del potencial de un Milos Raonic, pudiera dar alguna que otra sorpresa en lo que queda de temporada.
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