Luego de perder 7 finales consecutivas frente a Novak Djokovic, Rafael Nadal ha podido ganarle al serbio, para adjudicarse por octava vez el Abierto de Montecarlo. En menos de hora y media mostró un juego arrollador, para imponerse 6-3, 6-1.
Aunque curiosamente, por haber sido finalista, Nole incrementa 600 puntos sus totales en el ránking (pues no participó el año pasado) y Nadal 0 (ya que también ganó el año pasado, por lo que ni suma ni resta puntos), esta victoria del español representa mucho. Se trataba de romper un maleficio que le había impedido ganar desde el Roland Garros del año pasado, minando su confianza y probablemente su autoestima.
Ahora vendrá el Abierto de Barcelona, el conocido Conde de Godó, que también ha ganado varias veces. Por cierto, el número 1 del mundo no participará, también como siempre. De hecho, muchos critican que Nadal continúe interviniendo en este Masters 500, que le distrae del siguiente Master 1000, el de Madrid, cuya pista de color azul presenta toda una incógnita en cuanto a cómo se adaptarán en general los jugadores.
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