Novak Djokovic ha derrotado a Rafael Nadal (7-5, 6-4) en la final del Masters 1.000 de Madrid. Es su tercera victoria sobre el número uno en lo que va del año (las otras en Indian Wells y Miami) y la primera en tierra batida, donde Nadal no perdía desde hace casi dos años.
El problema no es que Nadal haya perdido, sino que Djokovic ha mantenido una considerable superioridad a lo largo de todo el partido. Un buen saque -nada impresionante, sin embargo- pero sobre todo un excelente juego desde el fondo de la cancha, característica que era propia del español.
Y es que el serbio está jugando como los dioses, ganando todos los partidos que ha disputado en el año. Aunque todavía está un poco lejos de Rafa en cuanto a puntos, si continúa con el mismo nivel con seguridad lo destronaría antes de que termine el año.
La incógnita es cómo terminará afectando esta derrota a la autoestima del balear, si minará o no su confianza.
La que si se ve disminuida es la de Roger Federer, que casi pierde con Feliciano López en cuartos, y de Andy Murray, cuarto en el ranking, que no termina de arrancar este año. Puede ser la oportunidad de David Ferrer para escalar alguna posición antes de que acabe la temporada sobre tierra batida.
El próximo reto será en Roma, que ya ha empezado hoy, en la que Nadal defiende título. Será otra prueba de fuego.